…Ostia, que guapo un plagio en el blogg, como mola, seguro que hay ostias…que noooo, que le pedí permiso al Peasho, y me dijo que como no lo tenía registrado, que no pasaba nada, y que me daba permiso para utilizar este titulo, sobretodo teniendo en cuenta, cierto material gráfico bastante comprometedor, incrustado en el Gbyte oscuro de mi disco duro.
Quiero advertir, antes de empezar, que algunas de las cosas que voy a contar, pueden herir ciertas sensibilidades, provocar insomnio, odio, indiferencia, vómito, etc. Ahí queda eso.
Hace aproximadamente un año, mientras Akroon se preparaba para ir a dormir, me arranqué por alguna de mis típicas danzas de apareamiento. Akroon, que está muy acostumbrada a mis devaneos artísticos, no me hacía mucho caso, y seguía desmaquillándose, mirándome de reojo, mientras yo escenificaba el charco de los patos, con música de eisidisi.
De repente, reparó que el bulto natural que se forma en mis calzoncillos, procedente del trinomio formado por Zipi y Zape, y el botones Sacarino, estaba descompensado. No negaré, que al principio sentí cierto orgullo, pues ahora si que parecía un bailarín de danza clásica, el mismísimo Nureyev.
Pasada la primera euforia, al destapar al trío, reconozco que me acojoné, parecía que Zipi, el güevo izquierdo, se había tragado a Zape, y a Sacarino lo había reducido a la talla del Rompetechos. El conjunto se parecía más a Mr. Potato, con nariz y barba.
Como ya sabéis, por posts anteriores, mi capacidad de reacción es casi nula, y a pesar de las protestas de Akroon, dejé pasar una semana, así, con temple, para ver si el Alien desaparecía por si solo, cosa que obviamente no pasó.
Durante esos días, empecé a tener unos dolores de espalda, que tiraban de ídem, y que no me dejaban dormir, y pensando que estaba relacionado al peso extra, que colgaba cual Tarzán, a mi frágil liana. Me decidí a ir al CAP.
A partir de aquí, empieza una vorágine sexual, que intentaré explicar sin omitir detalle, haced el favor de llevar a los niños a la cama.
Fuimos a nuestro CAP más cercano, y como era domingo, no tuvimos que hacer mucha cola.
Le expliqué a la doctora lo que me pasaba, y me hizo bajar los pantalones, para ver la novena maravilla. Me toco aquí, me tocó allá, le dio una vuelta, me volvió a tocar…los cojones, mientras yo justificaba lo pequeño de mi pene, alegando abuso de poder por parte de Zipi. Como no lo tenía muy claro se fue a buscar a otro colega, que me tocó aquí, allá y acullá.
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Cómo ninguno de los dos lo tenía muy claro, quizás debido a que les despistaba mi intenso dolor de espalda, me recetaron un calmante, y me aconsejaron que fuera al día siguiente a Urgencias.
Pasé muy mala noche, no podía dormir, la espalda me mataba, y tuve que dormir sentado en el sofá.
Al día siguiente fuimos a urgencias, y esperamos un buen rato, y como no nos llamaban, Akroon aprovecho para ir al baño, y que no tardaba, y que ya sería mala suerte si me llamaban en ese instante. Obviamente me llamaron, y tuve que entrar solo, me pusieron en un box, y me hicieron poner una ridícula bata azul, como las odio. Me hicieron hacer pis, como si aquello fuera obra de la incontinencia, y al poco rato vino un médico, que todo hay que decirlo, era muy amable, y me preguntó todo el proceso de gestación de semejante huevo, mientras jugaba con mis pelotitas, cual si fueran bolas chinas, pero sin el ding ding. Así se pasó mi querido doctor, unos diez o quince minutos, en los que empecé a tener dudas de mi verdadera orientación sexual, mientras me explicaba de lo que a priori parecía tener: un Varicocele, o un Hidrocele…sigue, sigue maricón.
Cuando llegó Akroon, el tío le volvió a explicar todo, y seguía jugando con mis cositas, lo que era bastante violento, y mientras le iba dando vueltas al increíble Hulk, yo iba recordando aquel chiste:…y aquí radio capullo, una vuelta más y el huevo es tuyo!!!
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Aún con los calmantes, seguía pasando malas noches, ahí sentado como un idiota en el sofá, a oscuras y renegando a todos los putos santos, y a las putas madres que los parió….
A la mañana siguiente, como ya no podía más, volvimos a urgencias. Nuestro error era que todavía pensábamos que el dolor de espalda tenía relación con el boniato, y solicitamos una visita con el urólogo, y después de mucho esperar, me atendió una doctora joven y guapa, una rara combinación entre Meredith Grey, y el veneno del doctor House.
La doctora pensaba que me estaba inventando el dolor, y que mi única intención era pedir la baja. Me recetó un calmante, no quiso saber nada de mi huevo, y me mandó para casa. Cuando Akroon vino a buscarme, y la vio, como es un pelín celosa, empezó a soltar por lo bajito, cosas tal que: …”que a mi MMM no lo mires, guarra, que el MMM es mío, guarraa, que te voy a meter el estetoscopio por el culo, guarraaa, que yo también tengo carrera, guaaaaaaaaaaarraaaaa que eres una guarraaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!”.
Los marcadores seguían igual.
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Como seguía con el dolor, fuimos ver a mi médico de cabecera, y le explicamos todo. Decidió que el dolor era seguramente una lumbalgia. Me preguntó si prefería un calmante oral, que me tomaría en casa, o prefería una inyección, de efecto rápido e inmediato…
-“Pinchameeeeeeeeeeeeee, POR TUS MUERTOS!!!”
Poco a poco, los dolores de espalda fueron remitiendo, y concertamos cita para ver al Urólogo de la seguridad social, que a la vez era profesor de la Universidad de medicina, por lo que la consulta me la hizo junto a una aprendiz de curandero.
Les expliqué la historia del Kinder sorpresa, por enésima vez, y el doctor, que era un sádico, me hizo tumbarme en la camilla, y acto seguido se marcó una clase magistral de güevotomia, jugando con la bestia, como si fuera blandiblup, mientras la alumna se lo miraba con ojos como platos y yo me cagaba en toda su puta estirpe. Después de la clase, y como si el huevo fuera suyo, invitó a la aprendiz de brujo a que experimentara con Godzilla, y con la misma delicadeza de un fakir cascándosela con un cepillo de púas, me preguntó: - “¿Le duele?”, a lo que le contesté: - “Solo cuando aprietas….Mala Puta”.
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A partir de esta visita, me hice todos los análisis pertinentes para una posible operación: electro, placas de tórax, extracción de sangre, pero la prueba que determinaría realmente el tipo de mutación que estaba experimentando, era la ecografía.
Como he mencionado antes, había dos opciones: Varicele, la opción chunga, o Hidrocele, que como ya indica su raíz etimológica, lo que hay en el llavero, es agua.
Las tres primeras pruebas, fueron relativamente rápidas, y poco molestas, con el único inconveniente de las largas colas, y el tener que ir a distintos centros para hacerme cada una de las pruebas. Luego nos fuimos a pedir hora para hacerme la eco, que a priori, sería como mínimo dentro de una semana, pero tuve la suerte de que había un hueco ese mismo día, unas horas más tarde, por lo que nos compramos unos bocatas, y nos dispusimos a esperar.
Lo que yo no sabía, es que Akroon ya había investigado en la web, y estaba más nerviosa que yo, pues conocía la gravedad que implicaba el Varicele.
En mi vida me he bajado tantas veces los pantalones, pero esta vez lo haría con gusto, si el resultado me era favorable.
Pues ahí estaba, tumbado en una camilla, cual futura mama, mientras el pavo aquel me ponía un gel frío de cojones, en los ídem, y me hizo mirar a un monitor, y no se por que, quizás por que soy medio gilipollas, casi esperaba ver como le latía el corazón.
Salí más acojonado, si es que eso era posible, de lo que había entrado, y nos quedamos Akroon y yo esperando el resultado.
Por fin, después de un rato, que se nos hizo eterno, la enfermera que estaba en la recepción, nos entrego el sobre, mientras nos felicitaba, pues se trataba de un Hidrocele. Akroon y yo nos abrazamos muy fuerte, como si nos hubieran confirmado un embarazo.
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La última visita, la tuvimos a las pocas semanas, en el mes de Diciembre, para ver a la anestesista, para que nos explicara el proceso de la operación: Epidural, media hora de intervención, y para casa. También tuve que firmar un papel en el que aseguraba que conocía los riesgos de la operación.
Ya solo faltaba que me llamaran, para darme la fecha de la operación.
Seguí con mi vida normal: Como solía ir al trabajo con mi Scarabeo 50, me hice un plano mental de todos los baches que había desde mi casa al curro, pues no había indicios de que el Sr. Clos tuviera intención de reasfaltar las calles. Diseñé una especie de sidecar, por si la bestia seguía creciendo. Akroon me tejió unos calzoncillos como los que usaba el ranchero, me los empezó de lana, los acabó de cuero. En los momentos íntimos, procuraba estar debajo, pues tengo en muy alta estima la vida de mi mujer…
Y así, llegó la primavera, y aquello seguía madurando, como si de una fruta se tratara, y aún no había recibido ninguna llamada. Llegó el verano, y la bestia había eliminado a Zape, y Sacarino que parecía la oruguita de “Bichos”, gritaba: -“Socorro, socorro…”, por lo que Akroon se apresuró a llamar al hospital, para ver como estaba la cosa, con la sorpresa de que se les había olvidado ponerme en la lista de espera. Jijosdeputa!!!
Ante tal torpeza, aún tuvimos la suerte de encontrar a alguien competente, que nos aseguró que iba a encargarse del tema, y cumplió. En dos o tres días, ya teníamos fecha para hacer los nuevos análisis, pues los anteriores ya habían caducado.
Como no teníamos planes de vacaciones, accedimos a hacerlos en el mes de Agosto, y otra vez, repetimos todas las pruebas, excepto la eco, pues la primera era determinante.
El urólogo que había impartido la clase de güevotomía, quiso disculparse en persona, y quedamos para ir a verlo, esta vez con los nuevos resultados. Me sobó un poco más, pero esta vez sin público, a excepción de todos los pisos que daban a la ventana de la consulta, que estaba abierta…pero todo me importaba un huevo.
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Una visita más con otra anestesista, que confirmó el plan de la vez anterior: Epidural, intervención de media hora, y pa casa…chupao!
La fecha prevista era el lunes 18 de septiembre, y ya estábamos a viernes 15, y aún no había recibido ninguna llamada. Por fin llamaron, y me confirmaron la fecha y la hora, las 7:30. Joder ahora tenían prisa. Ah! Y que tenía que venir afeitadito de casa…el huevo, no yo.
Ostia! Esto, no se explicar porque, me jodía bastante. Quizás porque soy un antiguo, o porque me daba la sensación de que tenía que ser complicado, delicado, no lo sé, pero me daba mal rollo.
Por suerte, el domingo previo a la intervención, lo pasé con una panda de enajenados mentales, que me contagiaron su locura, y me distraje lo suficiente para no pensar en el tema. No es que estuviera nervioso por la operación, que va, ya tenía ganas, me jodía lo de tener que afeitarme el kivi. Ya de por si, solo me afeito una o dos veces a la semana, y no por lampiño, sino por vago.
Akroon se prestó a ayudarme, pero seguía igual de mosqueado. Venga, jaboncito, ¿cómo va a querer las patillas?, ¿Le dejo perilla?...al final me armé de valor, y empecé con la labor…lo que en la cara tardo quince minutos, en el webo me llevó más de una hora. Y ahí estábamos los dos, triple M, y triple X.
Al día siguiente bien temprano, nos plantamos Akroon, yo y triple X, en el hospital. Me llamaron tempranito, y me llevaron a una sala donde había más pacientes, se nos llama así, por la paciencia que tenemos, acostados en camillas, esperando turno, -“¿Quién es últimoooo?”.
La enfermera, hizo que me desnudara, y observó mi obra, dando el visto bueno, no sin antes sobarlo un poco. Ya actualizaré los marcadores al final!!!
Vino una doctora, que me hizo un breve interrogatorio, y acto seguido, se dispuso a buscarme una vena en mi mano derecha. Se ve que no tenía ninguna, y después de intentar dejarme la mano como un colador, probó con la otra mano, que se ve que si tenía alguna, y me clavó una vía, que me hizo recordar algunos de sus antepasados, y luego conectó una botellita, que me dejó más atontado de lo que suele ser habitual.
Me llevaron en camilla al quirófano, no estaba nervioso: Epidural, media hora de operación, y pa casa…
Me pusieron los brazos en cruz, a lo Kate Winslet, pero sin el Leonardo detrás, y a los pocos minutos, veo una máscarilla que se acerca a mi cara, y con la mano que tenía libre, voy y aparto la mascarilla de un golpe.
Yo le decía al tío, -“Que me tienen que poner la epidural, quiero mi epiduraaaal…”, a lo que contestó, -“Que te calles”, la máscara volvió a mi cara, y quedé KO, sin opción a réplica.
Todo lo que recuerdo, a partir de ese momento, se describe ampliamente en la película de los Doors, de Oliver Stone. Joder! Que viaje más guaaaaaaaaaaaaaapooooooooooooooooooooo.
La media hora, en realidad, se convirtieron en cuatro horas…sabía que era grande, pero…
Durante todo ese tiempo, nadie había informado a Akroon del motivo de la demora, lo que la puso muy nerviosa, por suerte mi madre estaba con ella.
Al final, un residente, al que se la tengo jurada, informó a Akroon, que la operación había ido bien, que los puntos desaparecerían solos, y poca cosa más.
Tampoco se cumplieron los otros pronósticos, lo de irme a mi casa, nada de nada, y me hicieron pasar la noche en el hospital. Me hincharon a suero, calmantes, una cena de reo, y pasé la noche lo mejor que pude, pues las enfermeras no me dejaron dormir.
Al día siguiente, me desperté con la cabeza más clara, y lo primero que hice fue comprobar que todo estaba en su sitio, y en su justa medida. Mi alegría fue inmensa, por fin todo volvía a la normalidad, o casi todo.
Cuando llegó Akroon, me puse muy contento, era posiblemente la primera vez que no dormíamos juntos en diez años.
Pero llegó el doctor que me había operado, junto con el residente que había informado a Akroon tan acertadamente, y me cagaron la mañana. La hicieron salir.
El doctor Menguele, solo me dijo: -“Todo ha ido muy bien…”, y acto seguido, me depiló las piernas, arrancando de cuajo, las vendas compresivas que envolvían el regalo.
Luego enseñó al jijosuputamadre del resident evil, como se tenía que quitar la sonda, procurando hacerme todo el daño posible…ya te pillaré!
De repente, sorpresa, me quedé cara a cara con el huevo de Frankestein, veinte grapas, señores, veinte! Tenía más puntos que la Rosa de España en Eurovisión...se que hay operaciones mucho más chungas que la mía, en las que se requieren más puntos, pero veinte puntos en un huevo, es inhumano.
Me regalaron un bonito conjunto de vendas y suspensorio, y me mandaron a casa el martes, para que no me perdiera “Anatomía de Grey”.
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Enfermeras: perdí la cuenta...