Navidades en el Paraíso
Las fiestas navideñas en el Paraíso, son un poco diferentes a lo que estamos acostumbrados por estas latitudes.
Recuerdo esos crudos inviernos, 34º C a la sombra, refugiándonos de las duras inclemencias del tiempo, bajo una sólida y fresquita palapita, escuchando villancicos: -Mami, qué será lo que tiene el negrooooooooooooooooo… donde una linda yucateca, nos ofrecía algo para beber, -Buenos días señooooooores, ¿tomarán cafeeeeeeeeeeee?-, -No, piiiinche vieja, una chela bien heloria para mi, unas margaritas para estos pendejos, y un Tequila Sunrise para el güey de mi hermano, ¡feliz navidad hijos de la chingada!…aaaaaaaaah! El espíritu navideño.
Y después de unas rondas, nos íbamos a la playa, donde observábamos pasmados, los vanos esfuerzos de aquellos diminutos bikinis, por cubrir tanta…generosidad, aaaaaah! Otra vez el espíritu navideño.
Y mientras tomábamos un bañito en las templadas aguas caribeñas, intercambiando buenos deseos, con nuestros compadres, para el año entrante, cada uno hacía su íntima y particular lista de regalos, a los queridos reyes magos: Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, como he sido muy bueno, me pido la rubia, que está maciza, y la morena, que está muy buena…
Así era, aunque echábamos de menos, el frío, el turrón, el cava, los villancicos del Corte Inglés, las cabalgatas, las aglomeraciones, y toda la parafernalia típica de estas fechas, Goku y yo, hacíamos lo que podíamos, por celebrar las fiestas navideñas, lo mejor posible, sin dejar que el ánimo decayera…aaaaah! Y que viva el espíritu navideño, CABRONEEEEEEEES!!!
Pero si esto os parece, de algún modo, increíble y fuera de lo normal, es que aún no conocéis:
El increíble y extraordinario acontecimiento navideño de MMM
Sin duda alguna, estas van a ser unas fiestas muy especiales y sonadas en casa de los MMM.
Para poder comprender el motivo de esta afirmación, os voy a contar un rollo, pero por primera vez desde que escribo en este blog, prometo decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, pero sin crear precedente.
Como algunos ya sabréis, mi familia emigró a México, en un cayuco Jumbo 747, a principios de los 80.
Al principio, vivíamos en la capital azteca, donde a pesar de las pequeñas diferencias culturales, y la fuerte influencia Yankee, las navidades eran bastante parecidas a las que conocíamos y celebrábamos, en las que imperaba la paz, el amor, y un fuerte sentido del consumismo.
Pero por cosas del destino, de una ciudad caótica de millones de habitantes, fuimos a parar a una pequeña isla del caribe maya, con apenas 50.000 habitantes, contando los turistas y las iguanas, donde mi adolescencia alocada, dio rienda suelta a sus más desenfrenados instintos básicos. Solo como apunte, añadiré, que durante una de mis alucinaciones etílicas, bautice la isla con el nombre de: Paradise City!!! Chan, Chan, chan, chan, chan chan…
Con la llegada de los 90, mi familia regresó a la madre patria que nos parió, y durante algunos años, celebramos la navidad como manda el Corte Inglés, gastando y comiendo lo que no se ha escrito.
Una mañana cualquiera, Goku se fue a por tabaco, fea adicción inducida por un sinvergüenza, a la tierna edad de 5 años, y acabó en Miami, y se quedó un par de años, pero como no tenían de su marca, al final se fue a Pekín, donde permaneció un año, pero harto de fumar cigarrillos de arroz, se fue a conocer mundo, con la esperanza de encontrar la mezcla perfecta, y como no la encontró, se tiró al matrimonio. Fue en un viaje a Irán, conoció a una hermosa mujer persa, que lo encandiló con sus preciosos ojos, el resto lo adivinó a través del chador. Se vinieron a España, se casaron, tuvieron una preciosa hija, y al poco tiempo se fueron a México. Por aquello de que las prisas no son buenas consejeras, con tanta precipitación, se olvidaron de conocerse, y al final, la pareja se separó, ellas regresaron a España. Goku fundó una empresa, no le funcionó, fundó otra, una fabrica de pinturas, esta si que funcionó, ahora es el que mas pinta en el sur de México, conoció a una hermosa mexicana, y se enamoró, encontró el tabaco de su marca, se lo fumó, y ahí se quedó.
Goku y yo tenemos una hermana pequeña, pero no he tenido ocasión de contaros nada de ella, pues no hemos compartido muchas anécdotas, bueno si, una, la de haber nacido en la misma familia.
Mi hermana, a la que llamaré Koala, por su situación actual, estudió turismo, y cuando terminó la carrera, tenía que hacer sus prácticas en un país extranjero, que además hablaran un idioma distinto al nuestro. Koala era una fanática del grupo australiano Inxs, bueno en realidad del cantante, el Michael Hutchence ese, y decidió matar dos pájaros de un tiro, y se fue a Australia, con la vana esperanza de poder conocerlo, y además, allí no hablan ni castellano ni catalán.
Todo iba bien en la vida de Koala, le gustaba el país, su trabajo, todo, pero no llegó a conocer a Michael, pues un día, el Hutchence decidió colgar su camisa, pero olvidó quitársela, lo que inevitablemente le provocó la muerte.
Por suerte para Koala, y para aliviar su honda pena, vino al rescate, una suerte de simpático Cocodrilo Dundee, se enamoraron, se casaron, y tuvieron la niña más guapa del mundo, rubia y con los ojos azules. Es tan rubia, que cuando salen a pasear las dos solas, nadie se cree que Koala sea la madre.
Dos años antes de que Goku empezara su increíble éxodo a nivel mundial, en busca del tabaco perdido, y de que Koala se fuera a las antípodas, mis padres se habían regresado a México, otra vez al D.F, y permanecieron ahí, unos ocho años…
Como veis, tengo suerte de vivir en la época de la telecomunicación, y los ordenadores, pues si no fuera por estos cacharros y la banda ancha, el contacto habría sido muy difícil, eso si, los chats de nuestra familia son muy internacionales y concurridos. Las sesiones empezaban con el buenos días desde Mérida, buenas tardes desde Barcelona, buenas noches desde Sydney…
Hace dos o tres años, mis padres, ante la inminente jubilación de MMM senior, decidieron que regresaban otra vez a Barcelona, y así lo hicieron.
Estas últimas dos o tres navidades han sido muy entrañables, pero a mis padres les faltaba algo, poderlo pasar con toda la familia al completo, acontecimiento que no ocurre desde hace diez años.
Pero ocurrió el milagro, y este año lo vamos a pasar todos juntos: Koala, Dundee, Little Koala, y el que viaja gratis, si, es que Koala vuelve a estar embarazada, vienen a Barcelona a pasar la Navidad. Goku y Pocahontas, la pareja de mi hermano, vienen desde México, pues también se apuntan a la fiesta, y desde el sur de España, cerca de “Malasia”, viene Fiona, la hija de Goku.
Va a ser un encuentro muy emocionante, los tres hermanos no hemos estado juntos desde hace un montón de años, solo falta que Isabel Gemio haga las presentaciones, con el turururuuuuu de fondo…las dos primitas no se conocen, y no hablan el mismo idioma, pero no será ningún problema, en temas de comunicación, los niños son más hábiles que los adultos, y no digamos de los políticos. También hay que recordar, que aún no conocemos a Pocahontas, pero como trae Tequila, presiento que será el principio de una buena amistad.
Para añadir más emoción al asunto, se quedan todos en casa de mis padres, un piso de ciento y pico de m², más que suficiente para una pareja de jubilados, pero es que ahora serán ocho, y aún mi madre, quería que Akroon y yo también nos quedáramos, oferta que hemos declinado teniendo en cuenta la alta ocupación en el MMM Hotel.
Bueno, el final de este cuento navideño, aún es un misterio, pero si sois buenos, dejáis muchos comentarios, y algo de efectivo, puede que os cuente el final… Viva el espíritu navideño!!!
Recuerdo esos crudos inviernos, 34º C a la sombra, refugiándonos de las duras inclemencias del tiempo, bajo una sólida y fresquita palapita, escuchando villancicos: -Mami, qué será lo que tiene el negrooooooooooooooooo… donde una linda yucateca, nos ofrecía algo para beber, -Buenos días señooooooores, ¿tomarán cafeeeeeeeeeeee?-, -No, piiiinche vieja, una chela bien heloria para mi, unas margaritas para estos pendejos, y un Tequila Sunrise para el güey de mi hermano, ¡feliz navidad hijos de la chingada!…aaaaaaaaah! El espíritu navideño.
Y después de unas rondas, nos íbamos a la playa, donde observábamos pasmados, los vanos esfuerzos de aquellos diminutos bikinis, por cubrir tanta…generosidad, aaaaaah! Otra vez el espíritu navideño.
Y mientras tomábamos un bañito en las templadas aguas caribeñas, intercambiando buenos deseos, con nuestros compadres, para el año entrante, cada uno hacía su íntima y particular lista de regalos, a los queridos reyes magos: Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, como he sido muy bueno, me pido la rubia, que está maciza, y la morena, que está muy buena…
Así era, aunque echábamos de menos, el frío, el turrón, el cava, los villancicos del Corte Inglés, las cabalgatas, las aglomeraciones, y toda la parafernalia típica de estas fechas, Goku y yo, hacíamos lo que podíamos, por celebrar las fiestas navideñas, lo mejor posible, sin dejar que el ánimo decayera…aaaaah! Y que viva el espíritu navideño, CABRONEEEEEEEES!!!
Pero si esto os parece, de algún modo, increíble y fuera de lo normal, es que aún no conocéis:
El increíble y extraordinario acontecimiento navideño de MMM
Sin duda alguna, estas van a ser unas fiestas muy especiales y sonadas en casa de los MMM.
Para poder comprender el motivo de esta afirmación, os voy a contar un rollo, pero por primera vez desde que escribo en este blog, prometo decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, pero sin crear precedente.
Como algunos ya sabréis, mi familia emigró a México, en un cayuco Jumbo 747, a principios de los 80.
Al principio, vivíamos en la capital azteca, donde a pesar de las pequeñas diferencias culturales, y la fuerte influencia Yankee, las navidades eran bastante parecidas a las que conocíamos y celebrábamos, en las que imperaba la paz, el amor, y un fuerte sentido del consumismo.
Pero por cosas del destino, de una ciudad caótica de millones de habitantes, fuimos a parar a una pequeña isla del caribe maya, con apenas 50.000 habitantes, contando los turistas y las iguanas, donde mi adolescencia alocada, dio rienda suelta a sus más desenfrenados instintos básicos. Solo como apunte, añadiré, que durante una de mis alucinaciones etílicas, bautice la isla con el nombre de: Paradise City!!! Chan, Chan, chan, chan, chan chan…
Con la llegada de los 90, mi familia regresó a la madre patria que nos parió, y durante algunos años, celebramos la navidad como manda el Corte Inglés, gastando y comiendo lo que no se ha escrito.
Una mañana cualquiera, Goku se fue a por tabaco, fea adicción inducida por un sinvergüenza, a la tierna edad de 5 años, y acabó en Miami, y se quedó un par de años, pero como no tenían de su marca, al final se fue a Pekín, donde permaneció un año, pero harto de fumar cigarrillos de arroz, se fue a conocer mundo, con la esperanza de encontrar la mezcla perfecta, y como no la encontró, se tiró al matrimonio. Fue en un viaje a Irán, conoció a una hermosa mujer persa, que lo encandiló con sus preciosos ojos, el resto lo adivinó a través del chador. Se vinieron a España, se casaron, tuvieron una preciosa hija, y al poco tiempo se fueron a México. Por aquello de que las prisas no son buenas consejeras, con tanta precipitación, se olvidaron de conocerse, y al final, la pareja se separó, ellas regresaron a España. Goku fundó una empresa, no le funcionó, fundó otra, una fabrica de pinturas, esta si que funcionó, ahora es el que mas pinta en el sur de México, conoció a una hermosa mexicana, y se enamoró, encontró el tabaco de su marca, se lo fumó, y ahí se quedó.
Goku y yo tenemos una hermana pequeña, pero no he tenido ocasión de contaros nada de ella, pues no hemos compartido muchas anécdotas, bueno si, una, la de haber nacido en la misma familia.
Mi hermana, a la que llamaré Koala, por su situación actual, estudió turismo, y cuando terminó la carrera, tenía que hacer sus prácticas en un país extranjero, que además hablaran un idioma distinto al nuestro. Koala era una fanática del grupo australiano Inxs, bueno en realidad del cantante, el Michael Hutchence ese, y decidió matar dos pájaros de un tiro, y se fue a Australia, con la vana esperanza de poder conocerlo, y además, allí no hablan ni castellano ni catalán.
Todo iba bien en la vida de Koala, le gustaba el país, su trabajo, todo, pero no llegó a conocer a Michael, pues un día, el Hutchence decidió colgar su camisa, pero olvidó quitársela, lo que inevitablemente le provocó la muerte.
Por suerte para Koala, y para aliviar su honda pena, vino al rescate, una suerte de simpático Cocodrilo Dundee, se enamoraron, se casaron, y tuvieron la niña más guapa del mundo, rubia y con los ojos azules. Es tan rubia, que cuando salen a pasear las dos solas, nadie se cree que Koala sea la madre.
Dos años antes de que Goku empezara su increíble éxodo a nivel mundial, en busca del tabaco perdido, y de que Koala se fuera a las antípodas, mis padres se habían regresado a México, otra vez al D.F, y permanecieron ahí, unos ocho años…
Como veis, tengo suerte de vivir en la época de la telecomunicación, y los ordenadores, pues si no fuera por estos cacharros y la banda ancha, el contacto habría sido muy difícil, eso si, los chats de nuestra familia son muy internacionales y concurridos. Las sesiones empezaban con el buenos días desde Mérida, buenas tardes desde Barcelona, buenas noches desde Sydney…
Hace dos o tres años, mis padres, ante la inminente jubilación de MMM senior, decidieron que regresaban otra vez a Barcelona, y así lo hicieron.
Estas últimas dos o tres navidades han sido muy entrañables, pero a mis padres les faltaba algo, poderlo pasar con toda la familia al completo, acontecimiento que no ocurre desde hace diez años.
Pero ocurrió el milagro, y este año lo vamos a pasar todos juntos: Koala, Dundee, Little Koala, y el que viaja gratis, si, es que Koala vuelve a estar embarazada, vienen a Barcelona a pasar la Navidad. Goku y Pocahontas, la pareja de mi hermano, vienen desde México, pues también se apuntan a la fiesta, y desde el sur de España, cerca de “Malasia”, viene Fiona, la hija de Goku.
Va a ser un encuentro muy emocionante, los tres hermanos no hemos estado juntos desde hace un montón de años, solo falta que Isabel Gemio haga las presentaciones, con el turururuuuuu de fondo…las dos primitas no se conocen, y no hablan el mismo idioma, pero no será ningún problema, en temas de comunicación, los niños son más hábiles que los adultos, y no digamos de los políticos. También hay que recordar, que aún no conocemos a Pocahontas, pero como trae Tequila, presiento que será el principio de una buena amistad.
Para añadir más emoción al asunto, se quedan todos en casa de mis padres, un piso de ciento y pico de m², más que suficiente para una pareja de jubilados, pero es que ahora serán ocho, y aún mi madre, quería que Akroon y yo también nos quedáramos, oferta que hemos declinado teniendo en cuenta la alta ocupación en el MMM Hotel.
Bueno, el final de este cuento navideño, aún es un misterio, pero si sois buenos, dejáis muchos comentarios, y algo de efectivo, puede que os cuente el final… Viva el espíritu navideño!!!
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